¿Qué es la eritrofobia?
La Eritrofobia es el miedo a ruborizarse. La persona que se ruboriza reacciona negativamente, sintiéndose avergonzada por ello. Esto hace que su ansiedad aumente, y que pueda provocar un mayor rubor.
De esta manera, puede tener miedo de verse en situaciones en las que previamente se ha ruborizado.
No siempre existe una razón por la cual estar ruborizado, se puede provocar de la nada, desencadenando así, el miedo y vergüenza al rubor.
El sonrojo o rubor excesivo debido a un sentimiento de vergüenza, se suele producir superficialmente en la dermis facial y a veces en la zona del cuello y parte superior del cuerpo.
Consiste en un enrojecimiento de la piel de la cara, y a veces también de la parte superior del pecho, y en ocasiones viene acompañado de sudor profuso (hiperhidrosis) y sensaciones de quemazón o ardor.
Síntomas Principales
El temor hacía el sonrojo no es el único elemento de importancia de la eritrofobia. De hecho, lo que le convierte en un trastorno de ansiedad es la sintomatología que se deriva del miedo patológico.
En este sentido, los síntomas más frecuentes de la eritrofobia se relacionan con las respuestas de ansiedad que producen los elementos temidos.
Cuando la persona con este trastorno se expone a situaciones en las que puede sonrojarse, responde con una marcada respuesta de ansiedad.
Esta suele ser elevada y grave, aunque normalmente no acaba desarrollando un ataque de ansiedad.
Los síntomas típicos de la Eritrofobia afectan a tres componentes diferentes de la persona: el plano conductual, el plano cognitivo y el plano fisiológico.
Entre los síntomas más presentados de Eritrofofia podemos encontrar:
- Desmayos
- Llanto
- Temblores
- Aceleración del ritmo cardiaco
- Problemas para respirar
- Excesiva sudoración en diferentes pares del cuerpo
- Tartamudeo o dificultad para llevar una conversación hilada
Causas y efectos
Entre las causas y efectos encontramos:
- Algunos fármacos que bloquean la actividad de dichos estrógenos, como el tamoxifeno que se usa en cáncer de mama.
- Comidas copiosas, pesadas o picantes. En ese caso, habrá distintos niveles de reacción dependiendo del individuo.
- Insuficiencia de estrógenos en la mujer en el período menopaúsico.
- Fiebre. Este es un ciclo natural del cuerpo para intentar devolver la temperatura normal, lo que hace llevando la sangre a la superficie con la finalidad de que ésta se enfríe.
- Patología dérmica. Es el caso de la rosácea, que provoca que los vasos sanguíneos estén dilatados crónicamente y con tan sólo pequeños cambios externos o internos se produzca el rubor exagerado.
- En el caso de emociones, estas tendrán que ver con la Fobia Social o miedo a ser el centro de atención, sintiendo el individuo en esos momentos desconfianza, temor o miedo a ser juzgado o valorado. A veces esta valoración puede ser tanto negativa como positiva (los halagos también pueden provocar rubor.)
También puede deberse a una situación de vergüenza, ansiedad o humillación, incluso sin presencia activa de personas que racionalmente sepamos que van a desvalorarnos o avergonzarnos (por ejemplo un familiar que sabemos que nos quiere.)
Tratamiento y cura
Estos son algunos tratamientos que pueden ser llevados a cabo en la Eritrofobia:
- Tratamiento con medicamentos
- Tratamiento con Terapias cognitivas conductuales (de exposición)
- Tratamiento con Simpactetomía u operación quirúrgica
- Tratamientos naturales diversos
- Tratamiento con Técnicas psicológicas “específicas” para combatir esta fobia
Como superar la Eritrofobia
Lo más esencial para el control de las fobias, en especial la eritrofobia, es la conducta que tome el paciente y la manera en la que decida afrontar sus miedos.
Al estar relacionado con comportamientos y emociones, es más fácil de sobrellevar si se toman en cuenta algunas de estas recomendaciones, en especial en esos momentos en los que comienzan a aparecer los síntomas del trastorno.
De esta forma podemos superar La Eritrofobia:
- La Relajación: Se debe aliviar la tensión del cuerpo y los músculos, manteniendo la postura y el equilibro en las piernas.
- El buen humor: Si lo que preocupa es que las demás personas lo noten, se puede intentar contar un chiste o soltar un comentario que les haga ver que se conoce la situación para liberar la angustia de saber lo que piensan los demás.
- Desestimar la situación: No se le debe dar importancia a algo que realmente no lo tiene y menos si los demás no se fijan en ello. Mientras más se enfoquen en el rubor, más aparecerá.
- Evitar las situaciones que te hagan sonrojar: Para ello hay que detectar los momentos o circunstancias que provocan la coloración.
- Comprender que no hay nada malo en ello: El rubor en las mejillas es sólo un indicativo de que la sangre circula bien y eso es normal.
- Se deben alejar los prejuicios: No es importante lo que los demás puedan pensar de uno, sino lo que uno piense sobre sí mismo.
- Ejercitarse bajara la presión arterial: con el tiempo, hará que el individuo se vuelva inmune a ruborizarse.
- Asistir a terapias grupales también puede funcionar: Las experiencias de otros ayudan. Hablar sobre lo que nos hace daño es clave para aprender a controlarnos.